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viernes, 14 de enero de 2011

Acaso fue el destino

Tengo suerte. Esta entrada me la dan hecha. Nuestra buena amiga Alicia nos envia un breve relato que titula "Acaso fue el destino". Vale la pena leerlo. Denomina suerte al destino, a la curiosidad, a la variedad, y a tener los ojos siempre abiertos. Esta mezcla de cosas tal vez nos puede ayudar a tener claves sobre lo que vamos buscando.

Por cierto, Alicia nos invita a quienes residimos en España a comprar loteria del dia 5 de Febrero. Nos dice:

"Por cierto, no te olvides de comprar un décimo  para el sorteo de la Lotería Nacional del día 5 de febrero. Es a favor de la lucha contra el cáncer.  Yo ya tengo el mío. Los retos a conseguir son con el dinero obtenido son :
Hacer llegar a más personas los mensajes de prevención.
Financiar un mayor número de proyectos de investigación oncológica.
Conseguir movilizar a más entidades públicas y privadas y a más personas en la lucha contra la enfermedad.
Ofrecer gratuitamente más apoyo psicológico y social a las personas afectadas por la enfermedad.
Desarrollar más actividades hospitalarias con niños y niñas afectados por cáncer.
Proporcionar más ayuda e información on-line y telefónica.
Promover una red social de apoyo a enfermos y familiares.
¿NO ES OTRA MANERA DE REGALAR SUERTE?"

Ya hablaremos en otro momento de las loterias y todo ello. No obstante, por supuesto que compraré algún boleto. Matamos dos pájaros de un tiro y ¡a lo  mejor tenemos suerte!

Bueno, no os entretengo más, os dejo con el relato de Alicia.



ACASO FUE EL DESTINO
Hacía unos quince años que una compañera de trabajo, a la vez que amiga de Alur, era sustituida temporalmente de su puesto.
Aquella circunstancia aún queda en el recuerdo de alguna de las jovencitas de aquella época y, porque no decirlo, también en el de Alur que por entonces ya se acercaba a los cuarenta años.
La persona que apareció era contrapuesta en todo a la titular, empezando por el género, continuando por la altura, el carácter, la edad..., y lo que resaltaba a primera vista era su belleza y una elegancia en el vestir, no habitual en jóvenes de su edad.
Ni que decir tiene el revuelo que causó su llegada. La primera semana no hubo otro comentario en todo el edificio.
Según fueron pasando los días las jovencitas pasaron de la fase de enamoramiento a la de admiración, y Alur directamente a la de curiosidad. El sustituto no era un joven al uso, tenía el hablar, al igual que el andar, sosegado, muy medido, como si al pronunciar cada palabra estaría utilizando el poder de la misma para controlarse.
El sustituto desempeñaba sus tareas en otro departamento, por lo tanto Alur solo podía disfrutar de su presencia en zonas comunes y a mitad de la mañana a la hora del desayuno.
Lo más cerca que Alur pudo estar de él a lo largo de dicho periodo fue un día lluvioso yendo al café compartiendo paraguas que él elegantemente, como lo era para todo, se prestó a llevar. Esto no desencadenó en Alur ningún tipo de deseo, más allá  del disfrute de una compañía y conversación agradable y enriquecedora, Alur por aquel entonces ya caminaba feliz con el que era el amor de su vida.
Se acabó la sustitución y, aunque ambos residían en distintos lugares, fue acaso el destino el que intervino para que el sustituto casualmente se enamorase de una joven de la misma localidad que Alur. Quizás el destino también hizo que Alur acabase trabajando en la localidad donde residía  él.
Se sucedieron encuentros breves, se notaba que ambos vivían deprisa. Ella supo de su paternidad, de sus cambios de destino... Conversaciones cortas pero que seguían afianzando en Alur la existencia de un ser con mucho que dar a conocer.
Fue un día en el metro, mientras Alur leía por encima una de esas ediciones diarias gratuitas, cuando una pequeña noticia le llamó la atención. Aparecía la resolución de un concurso literario y el galardonado, sorpresa... ¡Era él, el sustituto!
Los días siguientes muy lluviosos y fríos y sin saber porqué, Alur navegó por internet y descubrió parte de sus relatos. La intuición de Alur no había fallado, aquella curiosidad que ella sintió se veía recompensada...ya había descubierto el misterio: era escritor, empezaba a ser famoso, si todavía no lo era.
Alur no cejó en su empeño hasta lograr su dirección de correo electrónico. Este fue el parte del mensaje que recibió su compañero:

“En un mundo donde una mayoría se mueve siguiendo los mismos patrones, gracias por ser una nota discordante de tono dulcemente melódico”

Alicia Uriarte

2 comentarios:

  1. Hace ya más de dos años que escribí este primer micro. En aquel momento le puse en el título la palabra “acaso”. No sabía lo que vendría después. A día de hoy no tengo duda. El destino puso a la persona del relato hace más de quince años en mi vida. Ocasionalmente nunca dejamos de vernos. Encuentros muy breves. Definitivamente tuvo que ser de nuevo el destino el que en otra nueva jugada facilitase nuestro encuentro en la red. Con su ayuda se me abrió un mundo nuevo, el mundo de la Literatura compartida en internet, ese mundo que hace que ahora esté aquí. Acaso sin saber bien a dónde voy, sin embargo no me pienso perder las experiencias del camino. A veces pueden ser tan gratificantes como llegar al lugar de destino.

    Me ha producido emoción verlo de nuevo publicado.

    Gracias.

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  2. Hola Alicia, está claro que se puede llamar suerte a encontrar el camino que nos ayude a conseguir satisfacciones personales, alegría, conocimiento, etc. En tu caso, la posibilidad de escribir o de relacionarte con ese mundo artístico está claro que te ha ayudado. ¿Fué por casualidad o destino o el guía universal, si lo hay?
    Seguiremos investigando.
    Gracias por tu colaboración.

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