“Algunas personas sienten pánico por las alturas, otras no pueden soportar encerrarse en un ascensor, otros sienten un terrible agobio al verse rodeados de gente, otros desean estar siempre en compañía, y muchos tienen miedo a la muerte, a las enfermedades o al dolor físico. Estas percepciones mentales, al no estar atentos, nos predisponen positiva o negativamente en nuestra vida diaria, dependiendo de la polaridad de la emoción o del deseo que conlleve. Por tanto, nuestros pensamientos suelen estar teñidos de una amplia gama de materia emocional. Cuerpo emocional y cuerpo mental funcionan al unísono. Así, el deseo de volver a experimentar una experiencia placentera requiere de la intervención de la memoria. De igual forma sucede con las experiencias desagradables a evitar."
Está claro que nuestra predisposición mental frente a determinados sucesos es importantísima. El conocimiento de nuestros porqués, el análisis de las situaciones en frio (contar hasta diez), nos va a dar un respiro importante frente las situaciones negativas. Si sabemos afrontar con tranquilidad y distancia los acontecimientos, podremos hacer que estos nos sean más favorables. Y cuando esto ocurre diremos, sin temor a equivocarnos, que la suerte nos acompaña.
Cuando un acontecimiento de nuestra vida se convierte en un problema, tener suerte es sentirse con la capacidad y las fuierzas necesarias para resolverlo. Y esto debe de hacerse antes que la solución del conflicto se convierta en aún más coplicada.
ResponderEliminarFortuny, esta reflexión tuya me ha recordado esta historia.
"El Maestro y el problema"
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un Monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso reemplazarlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
Voy a presentarles un problema, dijo el Gran Maestro, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquillo en el centro de la sala; encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
Éste es el problema, dice el Gran Maestro; - resuélvanlo -.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que miraban los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.
¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resueltamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
- ¡Al fin alguien que lo hizo! - exclamó el Gran Maestro - ¡Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años!. Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:
- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.
Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort... "Sólo existe una manera de lidiar con un problema": atacándolo de frente...y permitir que la suerte nos siga acompañando.
Un abrazo.
Caray Alicia, sensacional tu aportación. Sobre todo me llama la atención el espíritu "destroyer" que transmite. Como siempre, no sólo aportas sino que me pones a pensar. Incluso en situaciones propias. Me ha gustado. El análisis racional de las situaciones engañosas puede dar para escribir un libro.
ResponderEliminarYa tengo meditación para próximas entradas, gracias.