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domingo, 23 de enero de 2011

Buscando suerte

El componente casual de la suerte es muy fuerte. Tal y como hemos visto en post anteriores incluso forma parte de la definición de la palabra según el diccionario de la Real Academia. 
No obstante, y este es el verdadero objetivo de este blog, debemos buscarla. Por lo menos ponernos en camino para que la suerte nos localice.  
Tal vez hoy podría ser el gran día. Intentemos un sencillo ejercicio. Cuando salgamos a la calle, abramos los ojos con la curiosidad de un niño. Miremos a nuestro alrededor y observémoslo todo de manera diferente. Como si detrás de cualquier movimiento que se produce, alrededor de cualquier persona que vemos o detrás de cualquier esquina, sepamos que puede estar el cambio que nos va a ayudar a ser distintos al dia anterior. Incluso si puedes, cambia la ruta que tienes prevista. Anda por otras calles, varía el lugar donde pones gasolina, mira a ver si hay otras tiendas en las que comprar el producto que quieres... y habla con la gente que te encuentres: el del mostrador, el conductor del autobús, el camarero que te atiende,..en fin, haz un poco de aventura con tu rutina diaria. Te prometo que te vas a llevar más de una sorpresa. ¡Y no pierdes ni arriesgas nada!
Estoy convencido que al ponerte en marcha con este nuevo objetivo, con la mirada abierta y curiosa, y con la ilusión de que algo distinto va a suceder, la suerte, el cambio,  te espera. Mira los pequeños detalles, analízalos con cierto rigor, y no entres en casa si no has descubierto algo nuevo. Entrénate en esto porque necesitamos acostumbrar a la mente a ver más allá de lo que hasta hoy hemos visto. Te sorprenderás descubriendo que para suerte tuya, lo que te rodea está cambiando. Poco a poco.     

3 comentarios:

  1. Compañero, me he reconocido en esa forma de andar por la vida. Efectivamente debemos ampliar el horizonte de nuestros sentidos. Soy muy observadora del entorno que me rodea en cada momento. Como educadora creo que se desarrolla aun más la capacidad de percibir gestos-morderse las uñas, bostezos...-, presencia de alguna adicción-tabaco, porros,...-, presencia de alguna señal corporal-ojeras, moretones,...-. Al final esa minuciosidad por detectar sintomas de algún posible problema se extrapola a otras situaciones como las que citas. En la Inmaculada estuve en el templo de la Sagrada Familia en Barcelona. Entre todo el gentío-hora y media de fila y no fue el peor día del fin de semana-me tropecé con una mujer que habitualmente viaja en mi horario en el metro. En el metro ni nos hablamos, allí nos miramos y yo pensé que menuda suerte coincidir en aquel preciso lugar. Hice ademán de saludarla pero ella giró hacia otro lado. Compañero, siempre ha de existir otra persona que también ande en esa búsqueda y así tener la suerte de que entre ambos se pueda cambiar esa rutina de la que hablas.
    No dudes que seguiré con el entrenamiento.

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  2. Alicia, esa desconocida del metro no sabe lo que se perdió al evitarte un simple saludo. Tuvo la mala suerte de no reconocer, de no estar abierta al mundo, a las personas. Se pierde una fuente potentísima de conocimiento. Andamos por la calle con la mirada baja, y casi con miedo a que nos saquen de nuestra rutina habitual. Esa pequeña experiencia del saludo cordial, del cruce con miradas desconocidas, puede ser muy gratificante. Yo intento ponerlo en práctica pero es cierto que "los contrarios" no lo ponen fácil. Tal vez ellos se lo pierden...

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  3. El hecho de intentar el saludo fue por la novedad de habernos encontrado a 500 km de nuestros hogares. Seguro que aquí nos separan no más de 2 km. A la vuelta hemos cincidido unas tres veces en el mismo vagón. La primera vez dos cosas me vinieron a la mente. La primera que ella no fuese tan observadora como yo. Entonces pudiera haber sido que yo no fuera nada en su vida. La segunda fue que seguro que habríamos podido ccmpartir conversación en ese brve trayecto que nos lleva al trabajo o nos acerca de vuelta a nuestro hogar. Yo no desisto. Si algún día coincidimos sentadas frente a frente-la vida es larga-aprovecharé la oportunidad. Y volveré a contarlo. Si es una borde-no me lo parece por sus mirada y sus facciones relajadas-que no sea por no haberlo intentado.
    Un abrazo.

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